Acueducto Romano
Antigua Roma (753 a.C.– 1453 d.C.)
Los acueductos tomaban el agua de manantiales naturales que se encontraban lejos de la ciudad y la transportaban explotando la fuerza de gravedad; tenían una inclinación constante para garantizar el flujo.
En la fuente se construían grandes tanques para crear una presión suficiente al comienzo del recorrido y para asegurar la continuidad del flujo; para eliminar las impurezas se utilizaban cubas de depuración que se encontraban a intervalos regulares, donde la velocidad del agua disminuía y se depositaban el barro y las otras partículas.
Los materiales con que se construían eran piedras o mampostería con una cobertura especial (una mezcla particular impermeable a base de ladrillos y cal mezclados).
Los tubos metálicos, de plomo o bronce, eran muy costosos; además el primero de estos dos metales no era apto para conductos largos y se utilizaba sobre todo para las tuberías en las ciudades.
El acero no estaba disponible y la fundición era difícil de elaborar.